regreso a casa
el viaje fue largo y cuando daniel bajo del avión, en lo único que podía pensar era estar con su familia de vuelta. pasar navidad. ver la cara de felicidad de sus hijos cuando abrieran los regalos. hacerle el amor a su mujer y amanecer con ella frente al fuego de la chimenea, mientras los niños dormían abrazados a sus juguetes.
llegó a la casa y le sorprendió ver la puerta abierta. la oscuridad que reinaba en el lugar lo abrazó al entrar. encendió la luz e impresionado por la escena fue a estrellar su espalda a la pared. no podía creer lo que veía. se tapó la boca con la mano y la respiración entrecortada era cada segundo más agitada. la sangre en las paredes y en la sala, su familia masacrada. la esposa desnuda e inerte en la mesa de centro. los niños en pijamas boca abajo, sobre un charco de sangre. daniel petrificado en la pared, mordiéndose la mano mientras un hilo de sangre gotea sobre su camisa. cerro los ojos tratando de borrar la imagen de su mente.
abrio los ojos y seguía en el avión. la gorda de a lado seguía durmiendo. la aeromoza seguía paseando el culo y mostrando teta a cada pasajero que la solicitaba. se sintió avergonzado por su respiración agitada y fue al baño a lavarse la cara. miró al espejo y sonrió para sí. trató de quitar el recuerdo de su mente. eso no podía pasar. eso no iba a pasar. se persignó antes de salir, como recordatorio a su dios de que era su hijo y que ese sueño no podía volverse realidad.
tenía 5 meses fuera de la ciudad por trabajo y cuando bajó del avión, en lo único que podía pensar era estar con su familia de vuelta. ansiaba verlos. hizo la llamada de inmediato en su celular y al escuchar la voz de la esposa, la marea de preocupación en su mente bajó. ella iba camino al aeropuerto a recogerlo. todo bien hasta ahora. volvió a persignarse y pretendió mirar al cielo, pero el techo del aeropuerto tapaba el panorama.
minutos después estaba afuera, esperando ver el cherokee de su mujer y al verlo acercarse fue invadido por la emoción. no pudo ver al hombre que se acercaba a pedirle dinero. no escuchó las palabras. ni vio el cuchillo que varias veces le fue enterrado en el vientre. la esposa vio la escena y los niños comenzaron a llorar. ella bajó del vehículo y no le importó ver al hombre alejarse con la cartera. abraza a su marido y comienza a gritar pidiendo ayuda. las lágrimas en sus ojos y su mirada encuentra los rostros desconsolados de sus hijos. pensando por qué tenía que pasar esto. por qué así.
daniel levantó la cabeza para ver a su mujer. sentía demasiado dolor. sentía que las fuerzas lo abandonaban. su mujer lo persignó mientras la escuchaba balbucear un padre nuestro. la ironía del momento no le pegó hasta entonces. cerró los ojos acariciando el rostro de ella, sus lágrimas caían sobre él. escuchó gente acercarse. el llanto de sus hijos comenzó a ser más audible. sonrió y no volvió a abrir los ojos.
el viaje fue largo y cuando daniel bajo del avión, en lo único que podía pensar era estar con su familia de vuelta. pasar navidad. ver la cara de felicidad de sus hijos cuando abrieran los regalos. hacerle el amor a su mujer y amanecer con ella frente al fuego de la chimenea, mientras los niños dormían abrazados a sus juguetes.
llegó a la casa y le sorprendió ver la puerta abierta. la oscuridad que reinaba en el lugar lo abrazó al entrar. encendió la luz e impresionado por la escena fue a estrellar su espalda a la pared. no podía creer lo que veía. se tapó la boca con la mano y la respiración entrecortada era cada segundo más agitada. la sangre en las paredes y en la sala, su familia masacrada. la esposa desnuda e inerte en la mesa de centro. los niños en pijamas boca abajo, sobre un charco de sangre. daniel petrificado en la pared, mordiéndose la mano mientras un hilo de sangre gotea sobre su camisa. cerro los ojos tratando de borrar la imagen de su mente.
abrio los ojos y seguía en el avión. la gorda de a lado seguía durmiendo. la aeromoza seguía paseando el culo y mostrando teta a cada pasajero que la solicitaba. se sintió avergonzado por su respiración agitada y fue al baño a lavarse la cara. miró al espejo y sonrió para sí. trató de quitar el recuerdo de su mente. eso no podía pasar. eso no iba a pasar. se persignó antes de salir, como recordatorio a su dios de que era su hijo y que ese sueño no podía volverse realidad.
tenía 5 meses fuera de la ciudad por trabajo y cuando bajó del avión, en lo único que podía pensar era estar con su familia de vuelta. ansiaba verlos. hizo la llamada de inmediato en su celular y al escuchar la voz de la esposa, la marea de preocupación en su mente bajó. ella iba camino al aeropuerto a recogerlo. todo bien hasta ahora. volvió a persignarse y pretendió mirar al cielo, pero el techo del aeropuerto tapaba el panorama.
minutos después estaba afuera, esperando ver el cherokee de su mujer y al verlo acercarse fue invadido por la emoción. no pudo ver al hombre que se acercaba a pedirle dinero. no escuchó las palabras. ni vio el cuchillo que varias veces le fue enterrado en el vientre. la esposa vio la escena y los niños comenzaron a llorar. ella bajó del vehículo y no le importó ver al hombre alejarse con la cartera. abraza a su marido y comienza a gritar pidiendo ayuda. las lágrimas en sus ojos y su mirada encuentra los rostros desconsolados de sus hijos. pensando por qué tenía que pasar esto. por qué así.
daniel levantó la cabeza para ver a su mujer. sentía demasiado dolor. sentía que las fuerzas lo abandonaban. su mujer lo persignó mientras la escuchaba balbucear un padre nuestro. la ironía del momento no le pegó hasta entonces. cerró los ojos acariciando el rostro de ella, sus lágrimas caían sobre él. escuchó gente acercarse. el llanto de sus hijos comenzó a ser más audible. sonrió y no volvió a abrir los ojos.
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