jueves, diciembre 05, 2002

recuerdos...

siento. todos mis problemas empiezan por sentir. pero no siempre fui así. mi vida era muy normal. yo era normal. sin embargo, las pendejadas se pagan. alguien una vez me dijo que debería pensar antes que sentir, pero no puedo hacerlo. eso me hunde frecuentemente.

roxanna llegó sin invitación a mi vida, se coló y su pinche inteligencia cambió mi forma de pensar, actuar, hablar, coger, sentir, disfrutar... radical y arbitrariamente me agarró de los huevos y como si yo fuera un casete... regrabó toda una nueva forma de vida. agradecido estoy... sí aprendí con/de ella. no obstante, ella siempre quiso ganar...

todo inició con una llamada telefónica. si hay algo que odio en esta vida, es ese puto aparato. la peor combinación que puede haber es una mujer con un teléfono. éste puede volverse tan importante en la vida de una pendeja, que es capaz de hacerla poner en segundo plano su vida entera. yo alguna vez estuve casado y ese fue uno de los detonadores que hicieron más ojete mi vida. desde entonces, decidí abandonar toda idiota que no tuviera la cabeza suficiente para poder darme mi lugar, y que no fuera capaz de dejar que el mundo se cagara sobre nosotros antes que contestar una pinche llamada telefónica.

primero nada, después todo. la recordé como la conocí, cara agradable, cuerpo adecuado —aunque siempre decía que estaba gorda—, buen culo y sonrisa cachonda. conjunto de virtudes capaz de parársela a cualquiera. en ese momento no pensé cómo había conseguido mi número, lo primero que pasó por mi mente fue cogérmela.

—necesitamos... eh, vernos —me dijo—. ya supe que tú y tu vieja... pues, eh, como podemos llamarlo...

—nos divorciamos.

—¡ah! hablas como todo un... eh, como todo un... señor.

—ya tengo que empezar a serlo.

—tenemos la misma edad, no jodas. 25. un... eh, un cuarto de siglo.

—si, pero yo ya estuve casado, estoy divorciado. eso me ha cambiado algo... ¿y tú? cuéntame tu vida.

—te espero a las 12:30 en... eh, ¿sabes donde está... el crucifijo?

—no. ¿qué es eso? ¿un templo?

—no mames, qué tengo cara de... eh, monja ¿o qué pedo?

al rato me acuerdo de más pendejadas...