jueves, noviembre 07, 2002

ayer, sucedió algo. una de esas cosas que te hace detenerte: una llanta ponchada. ahora, una llanta ponchada es algo natural. sin embargo, cuando te sucede en el freeway, conduciendo a 80 millas por hora, en el carril de alta; esto deja de ser una simple llanta ponchada y se convierte en una llanta que explota y que está a punto de hacerte chocar o en su defecto, irte a ensartar al muro y si no le atinas al muro, pues saldrás disparado más o menos unos 5 metros de caida libre. cuando sucedió la explosión tenía ambas manos al volante. cuando sucedió, ¿dónde estabas tú?

la llanta trasera voló. por el retrovisor vi como pedazos de llanta saltaban y me aferré al volante. autos pasaban a mi lado a toda velocidad y yo tratando de controlar el mío. en un momento, simplemente pensé: "ya valió madre". pero después seguí tratando de chocar con ninguno de los autos que seguían pasando. segundos adelante, mi preocupación era no estrellarme con el muro de contensión. el auto giró y pasé muy cerca de una explorer que venía a más de 80, cerré mis ojos esperando lo peor, que de buenas, no sucedió. me encontré entonces, en la "median", es línea blanca que según la ley gringa no debes invadir. era imposible avanzar más. esperé unos minutos a que el miedo desapareciera, entonces bajé, decidido a arreglar el asunto. la extra estaba buena, pero no traía ni gato ni cruceta. pensé, "esto no puede estar más jodido". la idea era ahora caminar casi una milla hasta el trabajo de letth, ella sí trae gato —y gata en la casa, que se llama kim, jijiji.

bajé del expressway y decidí jugármelo tranquilo. mi día estaba hecho mierda de todas formas. entré a mcdonals a lavarme las manos y comer, que se lleve la chingada al carro. pedí un número uno, regular size, doctor pepper. comí y desde donde estaba sentado podía ver el carro. ojalá y un trailer se lo lleve de encuentro, pensé. caminé y caminé. ¿saben lo raro que es caminar en estados unidos, en este caso, laredo, texas? uno no ve tanta gente haciéndolo. por lo regular, quienes no tienen carro, están sentado en la parada del camión. nadie camina, hasta llegué a sentirme que estaba infringiendo la ley. las patrullas que pasaban bajaban la velocidad, los policías me miraban como sospechoso. "este de seguro acaba de asaltar un burgerking", "this fucker musta kill someone", "este mexicanito debe ser ilegal"... a cada patrulla, una nueva historia le formulaba. buen pasatiempo, me mantuvo entretenido. crucé el cinemark y se me antojó entrar a ver una película, ya el carro me importaba un carajo, pero no había nada bueno. llegué a donde letth, me prestó la camioneta y me fui a cambiar la llanta. el puto gato no funcionaba bien y el carro no se levantaba lo suficiente. ¡puta madre! lo subí a una altura prudente y le atoré una llanta, bajé el gato y busque otro lugar más alto para levantarlo más y así, hasta que pude hacer el puto cambio. la faena debió durar media hora. no me juzguen como puñetas, toda la maniobra la tuve que hacer en un espacio de 2 pies y cuidandome de que los trailers, autos, camionetas y patrullas no se llevaran mi culo de encuentro...

en la noche me habla mi madre para preguntarme cómo estoy. mal, le digo. ¿por qué?, pregunta. la llanta del auto tronó, respondo. !ah!, sí, estaba boluda.

regularmente esas aclaraciones deben hacerse al prestar un auto, creo yo. mi familia es rara.